¿SOMOS HUMANOS? O ¿SOMOS ESPAÑOLES?

Lo hablo muchas veces con mi mujer. A ver si es que va a ser que nuestros políticos son así porque así somos nosotros. Y me explico.

No sé cuántos años llevo preguntándome qué nos pasa para que, gobierne quien gobierne y donde gobierne salgan chanchullos, pufos, dineros malgastados a espuertas, subvenciones dadas alegremente e inútiles contratados por ser “hijo-cuñado-hermano-primo de”.

A poco que rasques, empiezas a darte cuenta de que el problema está metido como con pistola de presión en la manera que tenemos de ser, de vivir y de comportarnos los españoles. Que levante la mano aquel que nunca ha participado de manera activa o pasiva en algo de esto:

Nos parece normal engañar para conseguir llevar a los niños a un cole al que no tenemos derecho. Si tenemos un amigo que consigue no pagar ni una multa o defraudar un poquillo es un tío listo y un modelo a seguir. Si otro amigo trabaja en la Sanidad, con frecuencia se convierte en una farmacia ambulante que provee de productos a los cercanos.

Si nos dicen al pagar “¿Sin IVA?” decimos muchas veces sí. Si nos enfrentamos a la burocracia, rezamos para tener algún amigo o familiar que nos auxilie para reducir el tiempo de espera. Y no nos parece un valor decir la verdad. Si uno consigue algo engañando a lo grande o a lo pequeño, lejos de recibir reproches de las amistades, escucha cerradas ovaciones y gritos de “Es mi campeón”. Yo, desde luego, y me da vergüenza reconocerlo, no podría levantar la mano.

Es una picaresca que está embutida en nuestro ADN como un pequeño chorizo. Y no es una analogía tomada al azar. Es que todos somos un poco choricillos. Y mientras no nos demos cuenta, no lograremos acabar del todo con la corrupción. Muchos podrán decir: “Bueno, no es sólo España. Corruptos hay en todos sitios. Es la condición humana.” Indudablemente. Pero en España esa condición humana desbarra mucho más que en otros países del mundo serio. Y yo creo que es porque, en el fondo, todos somos un poco corruptos.
Es como lo de Urdangarín. Desde luego que no voy a defenderle, pero a mí me parece incluso más grave que lo del yerno del Rey lo de las decenas de cargos públicos que le dieron dinero a espuertas sin que les temblara un músculo. Imagino que en aquellas decisiones en las que se le daba una millonada por una semana de conferencias, habría varias personas implicadas. ¿Es que no hubo nadie con el sentido común y el valor de preguntar en voz alta?: “¿Estamos tontos?”.

No discuto que a Urdangarín, si se prueba que delinquió, haya que meterlo en el trullo, pero ¿Y los bobo-pelotas que le soltaron la morterada? ¿Se van a ir de rositas? Me temo que sí. Pero, claro, es que no son sólo casos tan gordos como el de Urdangarín…

Para mí uno de los principales cánceres del Estado, de las autonomías y de las administraciones locales es la legión de cargos de confianza que puede contratar, sin dar explicaciones, cualquiera que, desde la política, llegue a un cargo medio-alto. Hay que ser un santo, sobre todo en los tiempos que corren, para no contratar a tu hermano-cuñado-primo-sobrino que está pasando un mal momento, o que es tirando a inútil y, “pobre, no va a encontrar quien le dé un trabajo”.

Esa es la pregunta; ¿No haríamos nosotros lo mismo que las decenas de miles de cargos medio-altos que contratan a decenas de miles de personas de confianza? Yo creo que, la mayoría, lo haríamos. Y mientras no tengamos la certeza de que contestaríamos NO, seguiremos siendo, en el fondo, unos choricillos. También es verdad que debería haber una ley que protegiera a las administraciones de este tipo de contrataciones a dedo, pero el problema es que los que mandan en esas administraciones son los mismos que han de cortar el grifo y claro “No voy a ser yo el tonto que acabe con el chollo”.

Pues eso. Que no nos podemos quejar. Que tenemos lo que nos merecemos. Y que no nos vendría mal auto-intervenirnos quirúrgicamente para extirparnos ese choricillo que llevamos todos enganchado al ADN como una garrapata más musculada que el deltoides del Increíble Hulk.

10 comentarios en “¿SOMOS HUMANOS? O ¿SOMOS ESPAÑOLES?

  1. Conversación en un chat:

    EL: Hola, quiero conocerte mejor, tengo 38 años, soy diputado hace 10
    años, y soy honesto.

    ELLA: Hola, encantada, tengo 30 años, soy prostituta desde hace 15
    años y soy virgen.
    No more comments…

    • Gracias Copi. Hombre seguro que algunos honestos hay. Pero es cierto que entre la cantidad de choricillos existente y lo fácil que se lo ponen determinadas leyes y procesos administrativos, la tentación puede hacerse demasiado fuerte. Un abrazo.

  2. Espero que eso del ADN no sea cierto y el hecho biológico acabe con la maldición del Lazarillo de Tormes, cuando vuelvan nuestros hijos de batirse el cobre por esos países del dios de la globalización. Mientras tanto, debemos aplicar la frase de Ghandi: «sé tú el cambio que quieres ver en el mundo» y enseñarles a no tolerar esas cosas. Yo no levantaré la mano porque alguna habré hecho y más ahora que vivo en el lado oscuro y sumergido de la no-economía. Aún así sigo pensando que existe diferencia entre hacer algo mal en el ámbito personal (asumiendo las consecuencias) frente a lo público y la responsabilidad de la gestión de lo que no te es propio: no me entra en la cabeza que el representante de un colectivo maneje a su antojo cargos y dineros con mala fe sin que se le caiga la cara de verguenza. Así se mueran todos ya pronto.

    • Gracias, Josesain. Tienes razón. No hace falta que se mueran; con que lo hagan un poco mejor, me conformo. El problema es que en muchas ocasiones, esos representantes de colectivos ni siquiera son muy conscientes de que están haciendo mal contratando a su primo el inútil o dándole el Ipad a su hijo o utilizando su puesto para conseguir cosas privadas. Lo terrible es que eso a ellos y a muchos les parece lo normal.

    • Gracias José Luis. Una amiga mía me comentaba hoy que no sólo debemos educar a nuestros hijos sino predicarles más con el ejemplo, porque muchas veces les decimos que hagan las cosas de una manera y nosotros hacemos la contraria… Un abrazo.

  3. Lo cierto es que este pais es de segunda. En vez de quitarle la paga extra a los jueces y hacerlos depender del Ministerio de Justica antes que del Poder Jucial como quiere el amigo Alberto lo que habría que hacer es dotarlos con mejores medios y recursos para que empapelen a los que se despistan y olvidan el interés general.
    Claro ese día la cosa cambiaría: quien la hace la paga.
    Pero eso no es mas que un sueño. La clase política no puede ponerse la soga en el cuello. ¿Que sería de ellos? ¿Donde acabarían?
    Es mas, que pasaría con la clase económica que se aferra a los blindajes millonarios cuando las empresas (dígase cajas de ahorro) están en quiebra.
    En fin, parece que existen muchos lobbies para impedir una Justica (esto sigue siendo un cachondeo antes y después de Pacheco) como todos deseamos. Hoy es mas fácil meter en la cárcel a un desgraciado por un tirón que aquel que tira al traste todo una empresa centenaria con miles de trabajadores.
    Pero no hay que desanimarse. Recordad que siempre nos quedará Curro Jimenez o Capitán América.

  4. Mas razón que un santo tienes, es la realidad pura y dura en este pais. Yo siempre comento una frase que escucho a mucha gente en este «pais de pandereta» que y es la que «Aqui el que no engaña es que es TONTO», si te dan el cambio mal en un establecimiento y despues de haber andado 10 pasos te vuelves a decirlo te dan las gracias con una cara de asombro como si presenciaran un milagro, ese es el problema en general de toda esta historia, la falta de EDUCACION, GENEROSIDAD, RESPETO Y AMOR PROPIO, que aumenta por momentos (desgraciadamente) con la nuevas generaciones, hay que hacer algo por evitarlo y en eso, los que somos padres, tenemos la obligacion de echar el resto. Estoy convencido de que las cosas nos iran mejor si lo logramos, ¡¡¡tratemos de dar ejemplo!!!.

    P.D. Perdón me extendi mucho.

    • Gracias Emilio. No hay problema en que te extiendas. Yo encantado de encontrar comentarios trabajados y de ver que las cabras generan alguna reflexión. Efectivamente la mejor manera de conseguir que nuestros hijos estén mejor educados es darles ejemplo y eso a veces nos cuesta un mundo. Un abrazo.

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