PEREZA, CORRUPCIÓN, TOROS Y SEXO

¡Pero qué pereza dan, por Dios!
Me van a perdonar que comience de esta manera tan poco alentadora y tan poco propia de un tío optimista como yo. Pero llevo días dándole vueltas al tema del que hablar en esta Cabra. Y mientras pensaba, el ambiente político del país se iba enmerdando día a día con lo del Bárcenas este que, a mí, por cierto, ya me parece casi lo de menos. Vaya, quiero decir que, en el punto en el que estamos, me resulta trivial si este señor ha robado a manos llenas o no, o si ha defraudado al fisco. Que digo yo que algo raro habrá hecho para acumular, como mínimo, 40 millones de euros en el extranjero. Es que ya nos parece que no es tanto, pero, repámpanos, es que son muchísimos miles de miles de euros y ya no te digo lo que es, si lo pasas a pesetas. ¿Se ha parado a pensar alguno de ustedes en los años que tenemos que trabajar como perros cualquiera de nosotros para poder acumular esa cantidad? Es que son cálculos que nadie hace, pero el salario medio español a día de hoy es de 19.668 euros al año. ¿Saben cuántos años debe trabajar honradamente, por poner un ejemplo, un señor de Antequera para ganar esos 40 millones de euros del ex-tesorero del PP? 2.033 años seguidos. ¿A que no se lo creen? Yo tampoco. Por eso me niego a aceptar, por muchas milongas que nos cuente, que el origen de la fortuna de Bárcenas sea lícito, salvo que sea inmortal y hubiera jugado a las canicas con Jesucristo. Y nosotros, sin saberlo. Pero, a lo que iba, que me despisto.
Para mí lo peor de todo esto no es que Bárcenas esté forrado, aunque me dé envidia, lo peor es que se lo haya estado llevando crudo del dinero que, a mansalva, le caía de manera irregular al partido en el gobierno. Y aquí todos mirando para otro sitio. Y Rajoy hablando a poquitos. Y la Cospedal diciendo que Bárcenas miente. ¿Pero miente acerca de los pagos en B a los dirigentes del partido? ¿O miente al decir que el PP cobraba millonadas por la puerta de atrás? Porque a mí, seré un quisquilloso, pero ambas cosas me parecen verosímiles. Y terribles.
¿Y los de enfrente? Los del PSOE, están como esos señores bien que acuden a burdeles y que se indignan y acusan con el dedo de la vergüenza a sus compañeros de mancebía cuando a uno de ellos lo pillan en un renuncio. Ahí está Rubalcaba exigiendo una limpieza que está por ver que cumpla el principal partido de la oposición. Es que miras a Andalucía y da la misma pena, pero al revés. Porque por allí abajo, los que hacen el don Tancredo son los del PSOE y los que están dándose golpes en el pecho en la puerta del lupanar son los del PP. Y lo más estomagante es que, cuando representan un papel y el contrario, lo hacen con tal seriedad y tal cinismo que yo pienso que, de verdad, asumen que somos imbéciles. Aunque algo de eso debe haber para que sigan gobernándonos así y no les mandemos a la mismísima mierda.
Por eso digo qué pereza. Ayer por la tarde hablaba con uno de mis amigos más queridos. Un hombre sabio de 76 años que está de vuelta de casi todo y con el que da gusto hablar de las cosas que pasan porque siempre les pone un punto de reposo. Y de distancia. Aunque estemos en el mismo fango, pone distancia. Pues este hombre sabio, desde hace tiempo, me habla mucho de la falta de grandeza. Paladas de grandeza les harían falta a los que nos representan y, probablemente, a nosotros mismos. Y, a la espera de que nos dé un ataque de grandeza, estamos en pleno ataque de pereza, que además rima. Y hablábamos de que andamos en un país en el que en determinados contextos no podemos pronunciar la palabra España o español sin temor a que se nos califique de fascistas. Le comentaba que hoy me he encontrado con el Ministro Wert. Estaba almorzando en el mismo restaurante que yo y, cuando he salido del baño, he cruzado con él la mirada e, inmediatamente, ha mirado hacia otro lado, como temiendo que yo también le abucheara. El señor ministro de Educación, Cultura y Deportes, ha metido algunas patas a lo grande, pero a mí me parece que es un tío sensato y con pelotas para hacer lo que cree que tiene que hacer, aunque a los santones de la corrección política les dé un alipori. Y yo opino que tiene más razón que un santo cuando dice que es absurdo lo que pasa en Cataluña con el idioma español, también llamado castellano. O cuando proclama que hay que pedir resultados a los que reciben ayudas públicas para estudiar y que tenemos que hacer planes de estudios más exigentes para no quedarnos atrás frente al resto del mundo. O cuando defiende la tauromaquia como una manifestación de cultura, aunque les pese a los que desearían que no se celebrara ni una corrida de toros más en España. Pereza me da sólo pensar en que muchos me van a poner a parir por decir esto. Pero qué más da.
En fin, menos mal que, como es verano, estoy más en casa con mis hijos y, de vez en cuando, me distraigo de la pereza ambiental con divertidos jeroglíficos como las preguntas existenciales de una pre-adolescente. Ayer por la tarde mi hija Macarena, que está punto de cumplir los 12 años, me soltó a la hora de la merienda, sin apartar el bocata de Nocilla: “Si nadie sabe si Dios es un chico o una chica, ¿Por qué siempre aparece como un chico? Es que a veces somos muy machistas”. Y siguió masticando como si tal cosa. Yo me retiré discretamente y me fui a documentarme a ver qué coño le digo hoy a la niña.

Nota del autor: Lo del sexo en el título no tiene nada que ver con el contenido de esta cabra. Ha sido una sugerencia de mi amigo Pepe Jordana para hacerlo más atractivo…