LOS HEMATOMAS DE CARDENAL

El pobre del Secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal ha hecho esta semana, por desgracia para él, honor a su apellido. Un hematoma del tamaño de una sandía debe tener en la espalda y en el ánimo después de la que se ha liado con el artículo que escribió en El País el pasado lunes. El artículo se titulaba “Orgullosos del Barça”, que ya hay que tenerlos bien puestos para titular así en un periódico de tirada nacional, y hace una defensa del equipo blaugrana como un ejemplo de muchas cosas buenas en unos días en los que la imagen de la directiva culé está por los suelos. Imagino que todos ustedes sabrán que un socio del Barça denunció a la Junta directiva del Club por haber declarado que la compra de Neymar al Santos costó menos de lo que se pagó realmente. Esta denuncia provocó la dimisión del presidente Rosell y ha hecho llegar el asunto a la Audiencia Nacional, en la que se investiga si, además de un posible fraude al fisco, puede haber, además, delito penal. Lógicamente, todo esto ha hecho que, durante días, el Barça y sus dirigentes hayan recibido todo tipo de palos justificados y sin justificar en prensa, radio y televisión y, sobre todo, en las tan temidas redes sociales. Lo que antes se llamaba tópicamente “correr ríos de tinta” habría que cambiarlo por “ríos de tweets” o “ríos de “me gusta””, porque ahora mismo los directivos de empresas e instituciones están casi más pendientes de lo que se dice en las redes sociales que de lo que se publica en la prensa supuestamente seria y contrastada.
A lo que voy es a que Miguel Cardenal en su artículo dice que no se puede hacer “totum revolutum” y permitir que parezca que una supuesta mala gestión de la directiva es lo habitual. Considera Cardenal que no debe pasar que un tropiezo, por gordo que sea, lo invada todo. El Secretario de Estado, en su escrito, por supuesto habla de respeto a la Justicia y dejar trabajar a los tribunales, pero pide que no se manche la imagen de un club por un suceso que está por ver que termine en una sentencia condenatoria. A mí el fondo me parece impecable e incluso la forma, salvo un par de cosillas que Cardenal se podría haber ahorrado. Por ejemplo dice: “Pero lo que sí tengo claro es que en este momento nadie piensa que alguien vinculado al Barcelona se haya apropiado de cantidad alguna, y también me consta la voluntad de sus directivos de cumplir con la ley”. Cáspita, vaya frase. No están los tiempos para soltar aseveraciones tan contundentes de confianza en la honradez de nadie y menos en un mundo tan proclive al chanchullo como el del fútbol. También podría haber matizado un pelín su afirmación de que: “No haría honor a la responsabilidad que me han confiado si callara mientras un escudo que ha aportado a nuestro deporte tanto como el que más es acosado y acusado”. Porque es obvio que Cardenal habla del apaleamiento popular y mediático y no del judicial, pero al decir la palabra “acusado” parece que el Secretario de Estado se está quejando de un acoso judicial, cuando de lo que habla, y lo dice expresamente en otro pasaje, es del juicio paralelo que se ha abierto sin esperar a que hablen los tribunales.
Pero es imposible pedir templanza en las críticas cuando estamos en la época del botepronto irreflexivo. Para empezar, me gustaría saber cuántos de los que le ponen a parir y piden su dimisión han leído íntegramente el artículo. Ahora mismo no vale un pimiento ser reposado y analítico ante las cosas que pasan; es mucho más valorado ser ingenioso y rápido en el tweet o en el comentario online aunque lo que esté diciendo su autor sea una mamonada sin ningún fundamento. Aparte de esto, Cardenal se enfrenta a varios hechos ciertos. En la política, arranques de sinceridad como el de su artículo no son frecuentes y uno se convierte en un bulto sospechoso cuando muestra una franqueza como la suya. Publicando su texto en El País, le está tocando las pelotas a todos los restantes medios a los que no entregó su artículo. Hablando del Barça de manera elogiosa, se está poniendo a la contra a esos miles de aficionados que piensan que alabar a un equipo es estar contra otro. Y esos miles son, precisamente, los que más ruido hacen en las redes. Para que se hagan una idea del absurdo, yo he recibido en Twitter amenazas de agresión física por decir que Íker Casillas me parece mejor portero que Diego López, o que considero a Guardiola un gran entrenador. O se me ha insultado gravemente por opinar que Mourinho fue un mal para el Madrid. O, a pesar de que soy más del Madrid que la familia Butragueño, se me llama antimadridista por decir que el fichaje de Bale fue una burrada, o por criticar determinadas actuaciones de la directiva de mi club.
Algunos le recomendarán a Miguel Cardenal que haga caso a ese consejo tan de abuelas que dice: “Hijo; tú no destaques”, pero yo le alabo la valentía. Y creo que no tiene por qué dimitir. Aún así, en el caso de que tenga ganas de mantener el cargo, le recomiendo, primero, que cierre oídos y ojos para no ver ni oír a los que le ponen a parir. Y, segundo, que escuche el sabio fandango de Cantimpalo del inolvidable Emilio el Moro en el que nos previene ante la tendencia a alabar a personas o instituciones.
Dice así y, con esto, termino:
“No le eshe piropo a nadieeee
Que te puede ehquivocaaaaa
No le eshe piropo a nadie
Que te puede ehquivocaaaa
Ayé miré a una morenaaa
Ayé miré a una morenaaaa
Y me di cuenta mu tarde
Que era un tío con melenaaa”

11 comentarios en “LOS HEMATOMAS DE CARDENAL

  1. Pues yo he de decir, de entrada, que no he leído el artículo pero, obviamente, si que he oído muchísimas críticas. Pero, después de leer tu cabra, decididamente tiene todo mi apoyo. Estoy un poco harto de tanto mensaje políticamente correcto que, con las dichosas redes sociales, cada día cunde más, y aquí todos a ponerse de perfil por si acaso. A partir de ahora apoyaré a todos aquellos que se mojen para evitar que acabemos todos enterrados en papel de fumar. Y que conste, soy del Madrizzzz.

    • Gracias, minmano. Pues léete el artículo. Yo creo que es impecable, salvo esas dos o tres frases cargadas de excesiva buena intención. Pero es que, conociendo al personaje (y no soy su amigo, pero le conozco), es tan buen tío que yo creo que le puede su pensamiento bueno. Y eso, con políticos y futboleros de por medio, es garantía de que te vana a llover bofetones.
      Besos.

  2. El artículo está fenomenal y dice un montón de cosas que son verdad y, sobre todo, que es importante que se digan. Así que chapeau por el señor que lo ha escrito (yo no le conozco) por salir en defensa del club, que aquí somos todos de gatillo fácil y linchamos a toda una institución por culpa de un pelagatos. Lo que le ha faltado en el artículo es reclamar que caiga todo el peso de la ley sobre lo que parece ser una gran cagada (y probablemente un delito en toda regla) precisamente para dar ejemplo y para dejar el expediente inmaculado. Que lo de dar ejemplo también es algo importante y consustancial al deporte. Y no soy del barsa ni del madrid ni de nada.

    • Gracias, Josesain. No digo nada respecto a eso de que les caiga el peso de la ley, porque ya lo dice el propio Cardenal y porque me parece de cajón y varias veces en distintas cabras he dicho que una de las cosas que harán que nuestro país sea mejor será que el que la haga la pague de una puñetera vez. Ayer hubo un ejemplo de esto y vimos entrar en la cárcel a Del Nido. No es que me alegre especialmente ver entrar a nadie en prisión, pero creo que cosas como la de ayer harán que otros, al menos, se lo piensen antes de meter la mano en algunas cajas. Un abrazo.

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