NO PODEMOS PERMITIRLO

Una pereza cósmica. La verdad. Se supone que un bloguero de pro, hoy debería hablar de cualquiera de los abundantes temas que me da la actualidad. Porque hoy es de esos días de perfilarse, montar el estoque y entrar a matar con más ganas que Machaquito que, además de un anís magnífico, fue uno de los mejores matadores de la Historia de la Tauromaquia. Entre los de Podemos, que les crecen los enanos, la Mato, que ha tenido que dimitir porque su enano ya tenía gigantismo y Mas, que es en sí mismo un enano crecidísimo, el día da para hacer siete Cabras. Por lo menos. Pero paso. Hoy pretendo hacer una Cabra útil y quiero rebelarme contra una injusticia que me remueve desde hace una semana. Y tiene que ver con una organización no gubernamental.
Lo sé. Hay más ONG que botellines y estamos todos hartos de que nos pidan cada dos por tres ayuda. Hay que reconocer que tanta proliferación de organizaciones caritativas, de fundaciones, de instituciones que, en definitiva, quieren ayudar a los demás, a veces acaba haciendo daño al fin que persiguen. Además, en los últimos años hemos asistido a terribles noticias que desvelaban cómo individuos sin escrúpulos se aprovechaban de los buenos sentimientos de la gente para forrarse a costa de la desgracia de otros. Es la pena de las ONG; la mayoría trabajan seriamente, con voluntarios que se dejan la piel, con profesionales que ganan mucho menos de lo que ingresarían en otras empresas y con simpatizantes que se desviven para apoyar su causa y una noticia que abra la sospecha, les hace un daño incalculable.
Pero hay que intentar apartar lo malo y darse cuenta de que entre el marasmo, hay mucha gente honrada, que trabaja bien y cosas que te tocan la fibra. Hace justo una semana estuve presentando un acto en el que la Fundación Contra la Hipertensión Pulmonar contaba sus proyectos para el futuro y mostraba qué está haciendo para luchar contra una enfermedad que, a día de hoy, es incurable. Los investigadores son optimistas. En los últimos años han ido alargando la vida de los que padecen esta enfermedad y creen que, en unos años, podrán conseguir que sea curable. Pero hoy no lo es. Y se te cae el alma a los pies cuando escuchas las heroicas historias de los enfermos y de sus familiares. Más de un 30 por ciento de los que padecen la hipertensión pulmonar son niños. Antes era un mal casi específico de mujeres adultas, pero los avances en la neonatología han hecho que muchos niños con gestaciones inferiores a 30 semanas salgan adelante. Y, entre los niños prematuros, la incidencia de esta enfermedad es alta. Los hay que hacen una vida más o menos normal, pero muchos van con sus aparatos para poder respirar y todos deben recibir una medicación agresiva sabiendo además que sus vidas, hoy por hoy, tienen fecha de caducidad. Y podrán imaginar la angustia de un padre al que le dicen que su hijo, probablemente, no llegue a cumplir veinte años.
Pues presentando aquel evento con el corazón encogido me entero de que Jair Tenorio, un especialista en genética molecular, becado por la Fundación, está a punto de cerrar su investigación porque sencillamente se le acaba el dinero. Y la Fundación, que soporta otros muchos estudios, no ha encontrado los 28.000 euros que permitirían que este doctor, que ha dado pasos gigantes con su estudio, siguiera investigando y dando esperanza a los que padecen la Hipertensión Pulmonar. No me gusta nada lo del crowdfunding. Creo que debería ser el Estado el que soportase este tipo de becas. Pero estamos en la época en la que estamos y hay que intentar, como sea, que el doctor Tenorio siga adelante con su investigación. Odio pedir dinero, pero creo que la causa lo merece y por eso, ayer, pensando, decía: “Coño, si tengo unos 2.000 seguidores en el blog, con que cada uno ponga 10 euros, ya tenemos 20.000.” ¿Y por qué no vamos a intentarlo? Con la cantidad de gilipolleces por las que nos hacen firmar y perder tiempo, ¿no van a perder mis amigos y lectores diez minutos en hacer una buena obra y ayudar a la Fundación? Pues, oigan, hagamos el intento.
Aunque soy un devoto de aquel pasaje evangélico de “que no sepa tu mano derecha lo que hace tu mano izquierda”, les comunico que voy a ordenar mi transferencia. Y les pido a todos, por favor, que hagan lo mismo. Es muy sencillo: se puede hacer una transferencia a este número de cuenta de la Fundación ES74 0030 1023 73 0000832271. En la web de la Fundación http://fchp.es/es/pagina/277/Colabora también hay instrucciones para poder colaborar con ellos. Da igual la cantidad; hombre, cuanto más mejor, pero lo importante es que haya aportaciones que permitan que el Doctor Tenorio siga con un proyecto que ha puesto luz al final de un túnel muy largo y estrecho.
La que ha abierto el fuego ha sido mi hija Macarena que, al escuchar de qué iba la Cabra de hoy, ha ido a su cuarto, ha sacado diez euros de su hucha y, mientras termino de escribir esto, acaba de pedirme que los ingrese de su parte. Es un buen comienzo.