UN EMBUDO BOLIVARIANO

Lo gordo pa mí. Lo estrecho pa ti. Eso dice la Ley del embudo. O sea; que para mí la boca es ancha y para ti mínima. Que puedo ver la micropaja en tu ojo, pero ni me entero de que tengo una viga en el mío. Que lo que te exijo a ti, no me lo exijo a mí, ni a los míos. Y que yo puedo ponerte a caer de un burro con crueldad pero, ay, si a ti te da por decir algo levemente negativo sobre mí, te crujo. Por fascista. O por antisistema. Que de todo hay.
No sé si les ha pasado al leer. Pero yo desde que empecé a escribir estoy pensando en cualquiera de los líderes políticos que nos alumbran con su ingenio cada día. Y da igual que sean de la casta de toda la vida, que de estos límpidos muchachos de Podemos que han canalizado la angustia y el cabreo de mucha gente. Y, oiga, que parece que nos están saliendo rana. Bueno, ya van camino de sapo. Y, aunque ellos se empeñen en alejarse de los políticos de toda la vida, están copiando sus peores tics y manejan ya de cine esa postura de perfil egipcio, así, como mirando para otro lado, y a ver si pasa la tormenta.
Lo malo es que los de Podemos, para esos millones de españoles que les creyeron, no son iguales que Rajoy, Aznar, ZP, Sánchez o Díaz. Ellos no. Coño. Ellos, los buenos, le habían dado a mucha gente una ilusión. Y les dijeron, en una época de tribulación, que los Reyes existen. Y que ellos, que son los verdaderamente limpios de corazón, iban a acabar con los cerdos corruptos de la casta, y que se iban a terminar los desahucios, y que un sueldo para todos, y que la deuda; pa la Merkel. Y esa carta a SSMM de Oriente la firmaron millones de personas que querían mandar a la mierda a PP y PSOE y no sabían cómo. Porque de repente, de la nada, surgen unos tíos listos, que hablan bien, que dicen verdades resplandecientes y que ponen en aprietos dialécticos a los que, cuando olía mal en sus partidos, ponían la tapa de las heces y miraban para San Petersburgo. Y los partidos grandes tardaron en darse cuenta de que esos locuaces e inteligentes muchachos estaban sabiendo gestionar la enorme mala leche colectiva contra los dos partidos que llevaban décadas haciéndose los tontos mientras muchos robaban.
Pero es ahora cuando PP y PSOE han puesto en marcha sus maquinarias. Ambos partidos y sus medios de comunicación afines se han ajustado las bielas, han sacado las escopetas de cazar conejos y están disparando contra todo lo que huela a corrupción en la pradera de Podemos. Y el problema para Pablo and friends es que tienen algún conejito corrupto. Y les han pillado con varios carritos del helado. Y es cierto. Son carritos pequeños y con pocos helados. Y la beca de Errejón, los cobros de Monedero y lo de Tania Sánchez son mamonadas al lado de lo que han robado los otros. Pero les han cogido como a aquel del chiste; con los pantalones bajados, detrás de la vaca, con su cinturón atado al rabo de la res y van a tener que acabar diciendo: “Pues aquí, follándome a la vaca”.
Cuando tú vas dando lecciones de integridad no te pueden sorprender robando en el cepillo de la Iglesia. Aunque sea despistando cinco eurillos que se han caído del cesto. Es como lo del que fue líder de los Legionarios de Cristo. Se tiró décadas siendo inflexible, exigiendo a sus tropas y a sus fieles una castidad más allá de la pureza, un comportamiento irreprochable. Y a los que no cumplían les flagelaban con el desprecio, con el castigo divino y se les amenazaba, literalmente, con los peores males del infierno. Y luego resultó que el padre Maciel era un marranazo sátiro que se acostó con quien quiso, tuvo hijos secretos y, como mínimo, fue laxo con los abusos sexuales que se cometían a su alrededor. Y hombre no voy a comparar las aberraciones de Maciel con las averías corruptas de Monedero, Errejón e Iglesias, pero creo que cuando vas de Redentor y de paladín de la limpieza no se te puede pillar en tantos renuncios seguidos. No puedes ser el más homófobo del Senado norteamericano y que te hagan una foto en un lupanar de Wisconsin abrazado a un efebo con un liguero rosa en la entrepierna. Y sobre todo no puede pasar que, cuando se te acuse, digas que todo es una conspiración fascista o del inframundo de IU para desacreditarte. Pero a mí lo que me choca no es que Iglesias hable de la mafia de Madrid y de IU para defender a su tronca. Es que los seguidores de Podemos responden igual y parten de la base de que siguen siendo limpios y que todo es una conspiración de los que tenemos miedo al cambio. Y no se enfadan con los que, según todos los indicios, les han engañado. No. Están enfadados con los que sacan esas informaciones y con los que, con esos datos en la mano, criticamos a Podemos. Los que confiaron en estos ex bolcheviques, ex bolivarianos, ex marxistas y no sé cuántas ex cosas más siguen queriendo creer en sus Reyes Magos. Igual que los niños a los que un día les cuentan el secreto de la Epifanía y lloran de rabia porque un amigo cabrón les ha confirmado las sospechas que ya tuvieron cuando se enteraron de que el Ratón Pérez no era, realmente, el que se llevaba los dientes y les dejaba una moneda de cinco duros.