LA PENA

No soy un duro del Oeste. Tampoco es que llore con los anuncios de Mimosín, como las mujeres de mi familia, pero, por lo general, cuando algo me parece muy triste, o muy alegre, o muy emocionante, no intento contenerme si me salen unas lagrimillas o si, directamente, lloro a moco tendido. Ayer, sin embargo, tuve que controlarme. Presentaba por la mañana la Gala anual de la federación española de Golf y recordábamos que, en 2018, han desaparecido varias personas importantes para todos los que estábamos allí reunidos; Emma Villacieros, Cristina Marsans, Manuel Beamonte, Ricardo Goytre y, muy especialmente, Celia Barquín. Hubo tres momentos de lagrimón; dos de ellos cuando los padres de Celia (ver ANORMAL) recogieron las medallas de Oro y Olímpica que la RFEG y el COE han otorgado a su hija asesinada hace unos meses en EEUU. El otro fue cuando subieron las amigas de Celia y una de ellas, Ainhoa Olarra, leyó una carta conmovedora recordando a “Celius”. Y me costó no llorar, sobre todo, porque venía yo de un fin de semana duro. Muy triste.

El domingo despedimos a un buen amigo mío; a Julio Laria. A Julio le diagnosticaron hace poco más de un año un cáncer de páncreas y, a pesar de que ha aguantado carros y carretas y de que ha pensado hasta el final que podía curarse, esta puta enfermedad se lo ha llevado por delante. Y es una de esas personas que aparecen en tu vida y que, sin que sean tus amigos y sin pedirte nada a cambio, te apoyan como si, por ayudarte, fueran a recibir un premio extraordinario. No sé si a ustedes les ha ocurrido. A mí, afortunadamente, me ha pasado varias veces con jefes y con directivos de empresas con las que he ido trabajando a lo largo de los años. Y son unos cuantos; Adolfo Gross, Jorge del Corral, Jesús Hermida, Siro López, Hugo Costa o Paco Díaz Ujados, que fueron mis jefes y amigos. Jacinto Álvaro, de Groupama Seguros o Felipe Martín, primero en Banesto y luego en el Banco Santander y, desde luego, en Mapfre, Julio Laria. Salvo a Adolfo Gross, a ninguno de ellos lo conocía de nada y todos se portaron conmigo como si, al hacerlo, sus vidas fueran a ser mejores. Y yo creo que, cuando alguien así aparece en tu camino, le debes agradecimiento eterno. Y con unos mantienes un vínculo de afecto para siempre, aunque sea a cierta distancia, pero con otros esa sintonía hace que se conviertan en algo más que unos buenos amigos.

Eso me pasó con Julio. Hace once o doce años aparecí en su despacho de la Fundación Mapfre, donde dirigía el Instituto Mapfre de Seguridad Vial. Le conté el proyecto de Seguridad Vital y se entusiasmó de un modo que parecía que yo le iba a ceder una parte del beneficio que obtuviera mi empresa. Se lo tomó como algo casi personal y peleó para que Mapfre apoyara la emisión de 13 capítulos del programa en la 2 en el año 2009. Cuando el programa murió, intentó una y otra vez retomarlo y su apoyo volvió a ser esencial para que, en 2015, TVE se volviera a plantear su emisión esta vez en TVE1. Y no solo es que nunca me pidiera nada a cambio, es que, cada vez que yo le agradecía el apoyo, cada vez que le invitaba a comer por haberme ayudado tanto, cada vez que, en Navidad, le mandaba algún detalle para felicitarle, siempre me decía lo mismo: “no es necesario. Yo no he hecho nada”.

Esa es la grandeza de los generosos de corazón. Que te dan mucho más de lo que sería razonable y ellos tienen la sensación de que eso que están dando va en un sueldo imaginario que les hace mejores a ellos y hace más felices a los que tienen alrededor. Yo creo en Dios y estoy convencido de que hoy Julio está en el Cielo y que allá arriba le están pagando ese “salario” por tantos y tantos a los que él ayudó. Cuando el sábado le comuniqué la muerte de Julio a varios amigos comunes, no hubo ni uno solo que dijera simplemente: “lo siento”, “¡qué pena!” o “DEP”. Todos añadieron algo haciendo referencia a lo cariñoso que era, a lo que se hacía querer, a su generosidad y a su disposición siempre para ayudar al que lo necesitara.

Y por eso este fin de semana tenía esa mezcla de pena y cabreo que, al menos a mí, me producen las muertes de amigos con cáncer. Que llevo unos cuantos. Esas preguntas que te vienen a la cabeza de si tiene sentido tanto sufrimiento para que luego la enfermedad o los terribles tratamientos, te acaben llevando por delante. Y, en la pena por la pérdida del amigo, te llegan arrebatos de cabreo preguntándote si no hay una parte comercial de esa enfermedad que podríamos ahorrarnos todos. Lo sé. Puede sonar a reflexión de la vieja de los gatos, pero cada vez más me pregunto si no se le podría ahorrar al enfermo, a la familia y a la sociedad parte del sufrimiento y el gasto al que los someten. No sé. Igual estoy suspicaz, pero yo le daría una vuelta.

Que, por cierto, ya que hablamos de pena; terrible también la aparición del cadáver de la pobre Laura Luelmo en Huelva. Y en la congoja por lo que parece que ha sido una muerte violenta, se me mezcla también algo de tristeza por la deriva que está tomando el periodismo. He leído varias noticias, en varios medios, prácticamente dando por hecho que el asesino de Laura ha sido su vecino de enfrente; un hombre que acababa de salir de prisión, precisamente, por asesinato y asalto a otras dos mujeres. No sé a ustedes. A mí me parece que desde la prensa seria se debe defender hasta el último extremo la presunción de inocencia. Mientras no haya un juicio, con titulares como esos, lo que estamos haciendo es darle combustible a los vecinos del pueblo para ir a quemar la casa del susodicho, o la de sus padres, y para darle una paliza al tal L. que, además de antecedentes penales, tiene en su contra que resulta que es gitano.

PREGUNTAS SOBRE ANDALUCÍA

Yo aún estoy que no me lo creo. Y no me creo varias cosas. Pero en vez de ir haciendo afirmaciones, voy a ir haciéndome preguntas.

¿No les parece increíble que, por poner dos ejemplos de corrupción sistémica, tras los ERE y la GURTEL, PSOE y PP sigan siendo las dos fuerzas más votadas en Andalucía?

¿No piensan que quizás Susana Díaz debería haber dedicado al menos unos segundos a hacer algo de autocrítica en su discurso posterior a la hecatombe?

¿No les resulta raro que los del PP, con un resultado electoral cercano a la catástrofe, estuvieran ahí tan felices en Sevilla y en Madrid dando por hecho que Moreno va a ser Presidente y sin ni un solo dirigente preguntándose: “Qué hemos hecho mal para perder más de un 20 por ciento de nuestros escaños” ?

Que Albert Rivera propusiera un pacto tan aparentemente poco posible como el de que gobierne Ciudadanos con el apoyo de PSOE y PP ¿es una manera de ir poniéndose la venda antes de la herida de tener que votar un gobierno del PP con los de VOX?

Siendo Ciudadanos el partido que más crece (junto con VOX), ¿Por qué muchos anoche tenían la sensación de que el partido naranja fue uno de los derrotados?

¿No les parece sorprendente la falta de autocrítica de Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez después de perder 3 escaños?

¿Por qué todos hablamos de VOX como la Extrema Derecha (¡Huy! ¡qué miedo, qué miedo!) y ninguno nos referimos a PODEMOS como la Extrema Izquierda (¡Huy! ¡qué majos que son!)?

¿Cuántos de los que hoy dicen que VOX es extrema derecha se han leído el programa electoral de VOX?

¿Cuántos de los que hoy dicen que PODEMOS es extrema izquierda se han leído el programa electoral de PODEMOS o de ADELANTE ANDALUCÍA?

¿No será que muchos van de oído?

¿Es el Karma el que puede provocar que el PP de Juanma Moreno llegue a gobernar en Andalucía con 26 exiguos diputados para compensar el hecho de que el PSOE gobierne en España con 85 exiguos diputados?

Que un leninista amable como Pablo Iglesias proclame una “Alerta Antifascista” y convoque a las masas a defender la democracia, ¿debe darnos risa? ¿Debe acojonarnos? ¿Deberían enviarle a los GEOS?

¿Se imaginan la que se hubiera liado si el líder de VOX ayer hubiera llamado a sus militantes y votantes a salir a la calle por la “Alerta Anticomunista” dado que la coalición que los acoge obtuvo 17 escaños?

¿Cuántos de ustedes pensaron anoche que Ábalos iba a terminar su discurso sacando un sable y sacrificándose como un samurái, tal era su cara de profunda angustia?

¿El hecho de que Pedro Sánchez anoche hiciera mutis por el foro es porque es incapaz de poner cara de circunstancias dado que, desde que llegó a Moncloa, está con una sonrisa que no se le cae de la cara?

¿Los resultados de anoche son un bofetón al Presidente Sánchez? ¿O ha sido, sencillamente, un fracaso de Susana Díaz?

¿Debemos alegrarnos, como demócratas, de que llegue a Andalucía la alternancia y de que salga de la Junta un partido que llevaba casi 40 años de poder omnímodo? ¿O debemos estar tristes porque puede que eso ocurra con el apoyo de un partido que tiene en su programa propuestas no constitucionales?

¿Por qué parecen más peligrosas las propuestas no constitucionales de VOX que las de PODEMOS?

Si alguno de ustedes tuviera que apostar su dinero ¿Por qué presidente apostarían? ¿Del PSOE? ¿Del PP? ¿De Ciudadanos? ¿De Adelante Andalucía? ¿De Vox? ¿Un Independiente?

Y, la última, ¿Después de los resultados de anoche, la posibilidad de elecciones generales se acerca o se aleja?

Hala, a responder cada uno como pueda. Si a alguno se le ocurre una pregunta más, queda abierto el foro de la Cabra para que, quien quiera, las haga.