HOSTIAS A FRANCISCO

Como panes. Asumo que muchos de ustedes vieron la entrevista que Jordi Évole (enhorabuena por la exclusiva, compañero) le hizo al Papa Francisco el domingo pasado en La Sexta. Mientras veía el programa imaginaba perfectamente qué iban a decir al día siguiente tanto mis amigos de un lado del cuadro como los del otro. Y ambas partes se han superado. Ampliamente.

Es curioso lo que ocurre con este Papa. Está consiguiendo que los sectores más conservadores de la Iglesia den por abolida la infalibilidad del Pontífice a la que aludían, por cierto, constantemente cuando alguien, años atrás, criticaba a Juan Pablo II o a Benedicto XVI. Recuerdo la cantidad de veces que me dijeron, o que les dijeron a otros: “No es obligatorio ser católico. El Papa es el que manda en tu Iglesia y, si no te gusta lo que dice, cámbiate de religión.” Y estas frases te las decían de manera displicente. Tratándote como a un adolescente revoltosillo y dando por hecho que no eras un creyente de los de verdad. Y todos esos, hoy, están poniendo a parir al Papa Francisco por decir las mismas cosas que, desde mi punto de vista, habría dicho Jesucristo de estar aún entre nosotros.

Es verdad que es un Papa con sus cosillas. Es cierto que se encuentra más cómodo con sátrapas de izquierda que con sátrapas de derechas, es cierto que podía haber escogido para la entrevista a un periodista católico de un talante más conservador y puede que sea cierto que debiera dejar de decir que vendrá a España “cuando haya paz”. Esto yo creo que lo suelta porque es consciente de que, en la Conferencia Episcopal sigue habiendo muchos obispos que le dan estopa, con Monseñor Rouco Varela al frente. Estoy seguro de que el Papa no piensa que tengamos en España un ambiente poco pacífico, aunque lo de Cataluña lleve años poniéndonos de los nervios a todos.

Pero el domingo yo escuché a un clérigo diciendo verdades que pueden resultarnos dolorosas. Porque nos tocan ahí mismo. En ese punto en el que nos damos cuenta de que se nos llena la boca de cristianismo, de pensar que somos buenos, solidarios… y, de repente, aparece uno vestido de blanco y nos desarma. Porque una de las cosas que dijo Francisco es que la doctrina social de la Iglesia nos obliga a acoger al pobre. Y que, como cristianos, estamos obligados a recibir bien a los refugiados y a todos esos inmigrantes que están muriendo en los desiertos (mueren muchos más atravesando los desiertos africanos que en el mar) o ahogados en el Mediterráneo.

El Mundo se olvidó de llorar. Esto no es una frase hecha. Es una verdad incontestable. Yo, como cristiano, no puedo entender esa tendencia a mirar al inmigrante con mala leche. Con cabreo y, en los muros de Ceuta y Melilla, con unas concertinas que, a poco que pensemos en que suba uno de nuestros hijos por ahí, efectivamente, dan ganas de llorar. Creo firmemente que debemos mirar a los inmigrantes con los mismos ojos con los que nos miraron a nosotros en los años 30, 40 y 50 del pasado siglo, cuando cientos de miles de los nuestros se fueron a otros países huyendo de la Guerra y la Dictadura. Y esto no es ir de Peter Pan. Es que, si hay que escoger entre tratarles mal o rechazarles, y acogerles, yo opino que nuestra obligación, como cristianos o como ciudadanos del mundo, es poner los medios para recibirles. ¿Digo yo que sea fácil? No. Ni lo dice el Papa. Simplemente Francisco pone el dedo en una llaga que tenemos exactamente en la base escrotal y, dicho en Román Paladino, nos toca los huevos.

Y hubo para todos. Porque también criticó al gobierno español por vender armas a Arabia Saudí, dio cera a los que conspiran dentro del Vaticano, no gustó a la progresía cuando habló del aborto o de los homosexuales y se refirió sin tapujos a los abusos. Dijo Francisco, con razón, que si hubiera colgado a cien curas pederastas en la Plaza de San Pedro, habría tenido buenos titulares, pero no habría hecho nada útil. Y que lo útil es poner las bases para que haya cambios. No se mojó con lo de la exhumación de Franco, pero afirmó, refiriéndose a la Ley de Memoria Histórica, que no puedes tener paz con muertos escondidos, aunque al Papa se le olvidara que en la aplicación de esa Ley, principalmente, se busca y se enaltece a los muertos de un bando y no a los del otro.

En fin; que, a pesar de no estar 100% de acuerdo con lo que dijo, yo creo que este Papa es lo mejor que le ha pasado a mi Iglesia desde que yo tengo uso de razón y que, si, como he leído por ahí, este Papa debería ir al Infierno, yo le ofreceré que me coja de la mano para acompañarle al inframundo.

Una que seguro que no va a ir al Infierno es Sara Andrés. No sé cuántos de ustedes conocen a esta atleta paralímpica que es, para mí, un referente de alegría y de superación de las adversidades. Hace 7 años Sara perdió los pies en un accidente de tráfico. Logró recuperarse de las amputaciones, adaptarse a sus prótesis, y comenzó a hacer deporte hasta que un día se descubrió un bulto en el cuello. Un tumor en las glándulas tiroideas. De nuevo la superación y, cuando estaba preparándose para los Juegos de Brasil, le descubren un cáncer de piel. Peleó contra el tumor y, no solo pudo ir a Río, sino que obtuvo un diploma olímpico en los 400 metros lisos corriendo con unas prótesis como las de Pistorius. Un año después Sara consigue algo increíble; gana dos medallas de bronce en los Mundiales de Londres en 200 y 400.

Conocí a Sara ayer. Presentaba una campaña de protección solar de Cantabria Labs: “Recetas para no cocinarte”, dando consejos para que la gente sea consciente de que, si no te proteges del sol, el cáncer de piel puede aparecer en tu vida. Nos dio una charla emocionante sobre la superación de las dificultades y nos contó cómo algunas cosas que nos parecen un drama, dejan de serlo si las afrontas con alegría. A mí me dio una dosis de alegría para unas semanas, así que les invito a conocer algo más de ella para entender su lema: “Prefiero no tener pies y saber a dónde voy, que tenerlos y estar perdida”. Y ella sabe perfectamente a dónde va.

Sara Andrés y un aprendizaje muy útil

Sara Andrés contando lo que aprendió tras perder los pies en un accidente de tráfico

Sara Andrés y Carlos G. Hirschfeld en la presentación de Recetas para No Cocinarte

Sara Andrés con Carlos G. Hirschfeld

16 comentarios en “HOSTIAS A FRANCISCO

  1. Que alegría, que el primer articulo que leo hoy, venga de un cristiano autocrítico y cargado de humildad.
    Te aseguro que a mi La Cabra de hoy también me ayudará a pasar una mejor jornada.

    Gracias por tus reflexiones.

    • Gracias, Julio. Me alegro de que la historia de Sara te haya llegado. Si te metes en su web, te parecerá alucinante su vida. Un abrazo

  2. Por otra vez, totalmente de acuerdo contigo, Carlos.
    Lamentablemente, hay otros periodistas que tergiversan, quizá con intenciones de dañar la imagen del entrevistado. Tanto ANTENA-3 como EL MUNDO se descolgaron con la conclusión de que el Papa «no tenía opinión sobre El Dictador» cuando lo que dijo es que no tenía opinión sobre la exhumación de sus restos. O no analizan o no saben discernir. Tu enhorabuena a Évole es otra lección de señorío que me ha gustado.

    • Gracias, Alejandro. Desde luego, si no has visto la entrevista íntegra, leyendo o viendo lo que dicen que dijo, te quedas con un discurso completamente diferente. Yo creo que más que incapacidad de analizar, lo que tienen es mucha mala leche contra este Papa. En fin; a ver qué le da tiempo a hacer antes de que se nos vaya… Un abrazo

  3. ¡Gracias Carlos! Me encanta pongas las cosas claras. Yo sabía que habría mucha gente que criticarían , al Papa, por ser entrevistado por este periodista.
    Subrayo todo lo que comentas. Y me alego que opines y pienses así.
    Un buen abrazo.

    A mí desde luego me gustó muchísimo. Dijo verdades como puños.

  4. Yo también creo que este Papa es lo mejor que le ha pasado a tu Iglesia desde que tienes uso de razón. A ver si os dura antes de que le pongan algún veneno en la sopa las fuerzas vivas del Vaticano. Suerte!! yo creo que si Jesucristo aún estuviera entre nosotros sería del equipo de Ada Colau :-)))

    • Gracias, Josesain. Yo creo que, a estas alturas, los de la tacita de café ya habrían actuado si hubieran podido, No?… Por otro lado, me da que, si Jesucristo te oyera incluyéndole en el equipo de la Colau, se le rizaba el pelo (asumiento que lo tuviera lacio, que es lo que parece por la iconografía). A mí la Colau, que tiene cosas buenas, me parece cada vez más pedorra y que tiene un discurso ambiguo, confuso y en el que un día se levanta indepé y, al día siguiente, no indepé. Una de las mejores cosas de Cristo fue su coherencia y no creo que, en ese aspecto, la Colau le llegue a la altura de las alpargatas. Un abrazo.

  5. Gracias por la reflexión Carlos. Al papa le puedes pasar como a Obama. Su llegada generó una enorme expectativa de cambio, que va camino de quedarse en poco. Si el Papa no consigue implantar los cambios que cree que la Iglesia necesita, las razones darán igual. Habrá fallado en su propósito.

    • Gracias, Gonzalo. Es cierto que puede quedarse por detrás de sus expectativas, pero también es cierto que le ha dado un tantarantán de impresión a la Curia. Lo del Sínodo sobre los abusos fue para mí histórico y, aunque a las víctimas les pareciera poco, (siempre te debe parecer poco si has padecido algo tan terrible) yo opino que es un paso adelante muy valiente. El resto de cosas puede que se queden en el camino, pero creo que ha abierto determinadas vetas que va a ser difícil que cierren los que vengan. O eso espero yo… Un abrazo

  6. No vi la entrevista, ni la he escuchado. La tengo grabada para el próximo fin de semana. Probablemente esté mejor tu artículo que ésta, porque creo que Jordi Évole tiene una buena dosis de mala leche…

    ¡Buen artículo Carlos!.

    • Gracias, Manolo. Es cierto que Évole tiene su punto de mala leche, pero yo creo que un periodista debe tener ese puntito. Se le nota más con unos que con otros, pero creo que es un tío que genera climas muy buenos en sus entrevistas y, sobre todo, consigue cosas que toda la profesión está biscando y nadie logra. Hacer una entrevista al Papa solo lo consigue un tío grande y, aunque sea bajito, Évole, para mí, es uno de los grandes. Un abrazo

  7. Pues a mi no me gusta. Nada. Y lo de venir «cuando en España haya paz» ha acabado de rematarlo.
    Ya veremos qué legado deja. De momento, mucho discurso populista pero poca medida real.

    • Gracias Sylvia. Bueno; va haciendo cosas y yo me conformo con que le haya quitado biuena parte de la naftalina al Vaticano, que haya un mensaje más cercano a los que sufren y que hoy no mande en mi Iglesia la parte más conservadora, que era lo que pasaba anteriormente. Besos

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