LA RAMPA ACEITOSA

No sé cómo va a acabar esto. Pero creo que va a terminar mal. Y ya siento ser pesimista, cuando suelo ver siempre el lado bueno de las cosas, pero por más vueltas que le doy al tema de Cataluña no soy capaz de ver de qué manera se puede arreglar esto sin que haya una parte que acabe considerándose agraviada por la otra.
A mí lo que me subleva de Mas es que se le sigue llenando la boca hablando de la voluntad del pueblo catalán sin que parezca que se dé cuenta de que el pueblo catalán, las dos últimas veces que él le preguntó con la ley en la mano, le mandó a la mierda. Bueno; perdón, que me he prometido que voy a intentar no utilizar lenguaje grueso; el pueblo catalán le dijo NO. Porque es que parece que se nos olvida, pero Mas ganó en minoría las elecciones de 2010. Como aquella mayoría no le pareció suficiente para plantear el reto soberanista, decide adelantar los comicios y convoca unas nuevas en 2012. Y reclama al pueblo catalán que le dé votos suficientes como para montar el enorme pollo que hoy está montando. Y el pueblo catalán le dice: “mira majo, ha aumentado la participación en casi diez puntos y tú vas a perder cienmil votos”. Sapristi; se dice pronto. Con una participación del 67,76 por ciento, el pueblo catalán hace que Convergencia pase de tener 62 diputados a tener 50.
Y ¿Qué sucedió? ¿Se fue Mas a su casa con el rabo entre las piernas? ¿Se dio cuenta de que se había equivocado? ¿Comprendió que el pueblo catalán no le quería? No. Metido ya en un tobogán engrasado, cuesta abajo y sin frenos, decidió emprender una huida hacia delante en la que ha abierto un container lleno de tormentas tropicales, porque lo del tópico de la caja de truenos se me queda corto.
El problema de todo esto es que esa locura de Mas, esa reclamación (primero velada y ahora ya abierta) de la independencia, ha calado en su pueblo y, aunque en las urnas le han mandado al guano, en las encuestas parece que hay cientos de miles de catalanes que quieren separarse de España. Y el problema es que nos llevan bastante delantera. Ha habido muchos años en los que en las escuelas y en los medios de comunicación controlados por la Generalitat ha ido calando el mensaje de que España nos roba; esa nueva Historia en la que el Reino de España es el malo de la película. Por si esto fuera poco, las concesiones de todos los gobiernos centrales que han gobernado en minoría desde 1979, aquella frase gloriosa de ZP de que “se aprobará el Estatuto que vote el parlamento catalán” y diferentes desplantes sin respuesta, condujeron a que Mas y el resto de políticos soberanistas se sintieran lo suficientemente fuertes como para plantear el reto en el que estamos hoy inmersos. Y el fango nos llega a la barbilla. Es que cuando se convocó aquella consulta soberanista los líderes políticos que la promovían hablaban abiertamente de saltarse la ley, de que no hay que cumplir las leyes injustas. Cáspita. Yo recuerdo en aquellos días la estupefacción de mi hija de 13 años que no podía creerse que aquello lo dijera el presidente de un gobierno. Pero claro, no pasó nada y hace unos días Mas y los suyos volvieron a insistir en que si hace falta, se saltarán la legalidad. El portavoz del gobierno catalán, Francesc Homs, llegó, en su derrape verbal, a comparar el marco legal en el que hoy nos desenvolvemos con la época de Franco y aseguró que, después del 27S, los catalanes se saltarán la legalidad para ser libres.
Y es lo grotesco de todo este asunto. Que introduces elementos dialécticos gloriosos como “voluntad democrática”, “decisión popular” y “ser libres” en medio de un discurso delirante y parece que, si no se hace lo que tú quieres eres un fascista que no respeta la democracia. Ole.
No sé por dónde vamos a salir. Cada vez escucho a más gente que dice “Oye, que les den”, “Pues que se vayan” o, como me dijo hace ya meses un amigo “Coño, ¿Y por qué no les echamos?”. No sé en qué va a acabar esto, pero creo que es urgente que alguien siente en la misma mesa a todos los que tienen que ver en esto. Igual el que podía hacerlo es nuestro Rey que ayer en Barcelona, de nuevo haciendo gala de un autocontrol notable, aguantó el tirón junto a Mas como el día de la sonrisita del Honorable mientras pitaban al himno nacional en la final de la Copa del Rey. Felipe VI aguantó el tirón, pero aprovechó para decirle con una claridad meridiana que, para los representantes de los ciudadanos, cumplir la ley es una obligación ineludible. Al salir del acto, por cierto, Mas dijo que él no se daba por aludido. Pero claro, este tipo de cosas pues lleva a otras. Y ayer otra que tal baila, la alcaldesa de Barcelona, aprovechó que andaba por allí el monarca y retiró el busto de Juan Carlos I que había en el Salón de Plenos del ayuntamiento. Dice Ada Colau que la ley obliga a tener una imagen del Rey en la Sala y que, como don Juan Carlos ya no es el Rey, pues que lo quitaba, que ellos son de tradición republicana.
Una propuesta para Zarzuela. Yo, si fuese el Rey, cogía el primer busto que me encontrase por ahí con mi efigie, que alguno tendrá, y se lo mandaba esta misma mañana por Seur a la Colau. Lo que pasa es que no sé si con lo ida que tienen la pinza todos estos en estos días por allá arriba, lo mismo consideran eso un insulto del Rey de los fascistas al pueblo de Barcelona.

Y DALE

Joder qué pesados son los anticasillas. Han conseguido su objetivo, que era quitarse de en medio al mejor portero de la Historia y todavía siguen inundando las redes sociales, las webs de los periódicos y los mensajes de las televisiones con sus diatribas cargadas de un rencor incomprensible. Coño, que uno les ve y les oye y pareciera que Íker les hubiera estafado, les hubiera mentado a la madre o les hubiera robado a la novia. Ellos ahí siguen. Con lo que les ha costado; no fuera a ser que se retirara en el Madrid con todos los honores un hombre que es una leyenda con 34 años.
En esta marea de rencor y mala baba contra Íker han ayudado sobremanera dos personas que han hecho un tremendo daño a la imagen del Real Madrid de los últimos años. Uno de ellos, gracias a Dios, ya no está entre nosotros. Vaya, no quiero decir que haya muerto, que no le deseo que fenezca, sino que ya no se sienta en el banquillo que incendió durante 3 larguísimos años. Los que me conocen ya saben que hablo de José Mourinho. Uno de esos errores inexplicables lo aupó a la dirección técnica del Madrid y le permitió abrir una brecha de mala leche en la afición y llevar la relación entre Madrid y Barça a un enfrentamiento infantil casi sin retorno, sencillamente, porque el Barça de Guardiola volvía loco a este histrión del fútbol que se autodenominaba “The Special One”, que ya hay que ser mentecato. Íker nunca le siguió la corriente y tuvo la desfachatez, entre otras cosas, de buscar vías de conciliación con sus compañeros del Barça, y el papanatas le puso proa y no paró hasta destruirlo.
Dicen mis amigos Mourinhistas y/o anticasillas, que Íker ya no estaba en forma, que ya no era determinante, que había perdido la confianza… Coño. Me gustaría verles a ellos en sus empresas con un jefe diciéndote todo el día que no eres el mejor, que hay otro (pasó con el pobre Adán o con Diego López) que es mejor que tú. Lo que le ha sucedido a Íker en el Madrid se ha llamado de toda la vida “lestánputeando” y ahora se denomina “mobbing”. Lo terrible es que en ese puteo y en esa absurda persecución al portero, hubo muchos cómplices entre la prensa, en el público del Bernabéu y uno, el principal, en el Palco.
Florentino jamás quiso a Íker. Nunca le pareció portero para el Madrid y, desde que él llegó a la presidencia, cada verano, sonaban nombres de posibles ocupantes de la portería madridista y es sabido que para el Presidente la opción siempre fue Buffon. Pero claro, llega Íker y es el héroe en la Novena. Y luego se va al Mundial de Corea y es el héroe de España, aunque nos eliminaran en cuartos. Y a ver quién lo quitaba. Pero es que luego va Casillas y gana la Eurocopa y el Mundial con actuaciones milagrosas que le reconfirmaron indudablemente como el mejor portero, no del mundo, sino de la Historia. Y Florentino se lo tuvo que comer. Y eso que él no lo soportaba. Íker es de Móstoles y Florentino nunca le hizo una oferta mareante en una servilletita de papel. El guardameta jamás tuvo que mentir diciendo que su “sueño desde niño” fue jugar en el Madrid porque, desde que cambió los dientes, fue portero del Madrid. Casillas no lleva veinticinco tatuajes, ni se depila, ni luce peinados de la señorita Pepis. Por si fuera poco, no está representado por el tal Mendes, ni se mueve por la vida como si fuera una estrella de rock con almorranas; a pesar de ser un mito, Íker sigue siendo un tío normal, majo, educado y, con frecuencia, sonriente. Llevó su calvario de los últimos años en silencio, no se recuerda un solo altercado en su carrera, jamás un mal gesto, pero los mourinhinstas y/o anticasillistas repiten el mantra que creó el Special One y lo califican como topo, mal profesional y mal compañero y un portero acabado.
La cuestión es que toda esta acumulación de mierda ha concluido, como saben, con la salida de Íker del Madrid. Y, ni siquiera en la despedida, Florentino ha sido capaz de tener algún gesto de grandeza con el mito. Íker se va porque no se le quiere. Porque este presidente al que se le llena la boca de leyendas, grandeza, estilo y Madridismo, ha desaprovechado a la mayor leyenda que ha dado el madridismo en los últimos 50 años y ha permitido que Mourinho primero y, quien viniera, después, provocara que, el que debería haber sido su Gran Capitán hasta la retirada, se haya ido hastiado al Oporto. Si este obseso del marketing y las camisetas hubiera sabido aprovecharlo, podría haber estado vendiendo camisetas de Íker hasta dentro de otros 50 años. Pero no. Le han hecho una despedida deprisa y corriendo, improvisada y le han prometido que aprovecharán una pachanga veraniega para darle un homenaje. Y hasta el último minuto Florentino dejó claro que ese que tenía al lado no es de los suyos y tuvo el humor de decir que “Íker se va porque así lo ha querido”. Pues, ni siquiera en ese momento, le salió a Íker ese orco que todos llevamos dentro. Creo que a mí me pilla ahí en medio y le hago al Presidente un corte de mangas de esos de llegar al Oporto con una luxación de codo de grado 3. Pero este muchacho sí que es, de verdad, un tipo especial y prefirió comportarse de manera caballerosa y no mandar a la mierda a Florentino. He visto y leído muchas cosas sobre Íker. Quizás la mejor sea la viñeta que le dedicó otra leyenda, pero del humor gráfico. Forges captó como nadie con tres dibujos y 5 frases la esencia del asunto. Amén.

FORGES CASILLAS

EL LÍO

Pues ya siento ser un malqueda. Pero llevo unos meses con un lío tremendo y la semana pasada dimití de la Cabra por puro agotamiento. Y no es que no se me ocurran ideas, ni que tenga pocas ganas de escribir. Afortunadamente nuestros políticos, los griegos, o la misma ola de calor que nos abrasa, dan para que cualquier bloguero de pro se ponga a teclear compulsivamente. Así que hoy, me enfrento al escuatro que me demuele, me rebelo y aquí estoy porque, por ejemplo, hay varias cosas que quería decir y se me escapan los dedos solos.
No puedo ya más con la frase: “esto no es normal”. Hablo de las cuatro palabras que acompañan en estos días al “hace un calor que se caen los pájaros”, “este infierno no hay quien lo aguante” y cualquier otra afirmación que indique que tu interlocutor está al borde de la asfixia por la extrema temperatura que nos abrasa. Y, vaya, yo no digo que esta ola de calor no sea notabilísima y que estemos todos como con el cerebelo derretido, pero hasta los más exagerados deberán reconocer que “esto” no sería normal si nos pillara en Navidades comiendo polvorones y preparando las bandejas de turrones para la Nochebuena. Yo creo que estamos haciendo cosas que afectan al clima y son cientos y miles los científicos que aseguran que estamos inmersos en un cambio climático evidente. Pero, qué quieren que les diga, que haga un calor de cojones en el mes de julio lleva pasando desde que yo tengo uso de razón. Y, cada año, cuando el termómetro se dispara salen esos reportajes y aparecen esas personas que atribuyen al cambio climático cosas que suceden desde siempre y estos agoreros acaban dando munición dialéctica a mis amigos (por lo general de derechas) que opinan que lo del cambio climático es un invento de no sé qué rojillos para forrarse. Yo recuerdo cuando tenía quince años que hizo un calor inhumano durante varios días del mes de julio. Acababa de sacarse el carnet de conducir uno de mis hermanos mayores y llevábamos en el Simca de mi madre un letrerito de esos para anunciar que el conductor no podía circular a más de 80 kilómetros por hora. Fuimos a la playa a pasar el día y, cuando regresamos al coche, aquel letrerito, que era de un plástico durísimo, apareció deformado como si hubiera sido de plastilina y lo hubiera arrugado un niño. Lo más gracioso es que, cuando lo cogimos, vimos una inscripción que había en letra pequeña y que anunciaba con gran certeza: “indeformable al calor solar”. Imagino que, probablemente, en aquellos días habría reportajes en todos los medios; que el verano es muy malo para los que hacen información y si te cogen un tema que les da para rellenar, lo exprimen como unos campeones.
También el tema de Grecia es para rellenar informativos enteros. Sobre todo porque yo me pregunto, desde el domingo, por el motivo que llevaba a miles de griegos y a tertulianos afines a Syriza a estar tan contentos después del referéndum. Yo los miraba y pensaba: “Joder; y estos ¿de qué se ríen?”, porque ciertamente la situación que están viviendo es para generar angustia. La única cosa buena que veo yo a esto de Grecia es que sirve para demostrar que los discursos demagógicos de esta nueva izquierda del leninismo amable (que es algo tan absurdo como hablar de fascismo simpático), quedan muy bien en los mítines ante conciudadanos jodidos, pero son difíciles de defender en la vida real. ¿Cómo no va a gustarle a alguien que está pasando por una crisis económica bestial que le digan con tono mitinero: “¡¡Y que le den por el culípides a los bancoooos, devolveremos el dineroooo si nos sale de los cojonoulis!!”. Envuelves eso en un discurso de defensa nacional ante el abuso de las potencias extranjeras y acabas ganando unas elecciones sin tener ni puta idea de cómo vas a salir del embrollo. Y así está el amigo Tsipras, comiéndose el marrón y dándose cuenta de que, o tragan, pagan y hacen reformas, o Grecia va a acabar yéndose por el inodoro. Pero claro, dices esto y los leninistas amables te dicen que eres un fascista muy poco simpático que forma parte de la conspiración internacional para acabar con las nuevas ideas que están dando frescor a la vida política europea, en general, y española, en particular. Es cierto que este tantarantán que han recibido los partidos tradicionales lo merecían y creo que va a ser bueno para nuestra democracia, pero, sinceramente, el frescor de Podemos a mí me da escalofríos.
En fin, que comencé con una disculpa y la recupero para el cierre. Me dice mi mujer, que es sabia, que no me agobie tanto por desatender la Cabra. Pero yo tengo un sentimiento de responsabilidad con la gente que me lee. Sé que son una legión pequeña, pero les agradezco tremendamente que me sigan y fallar en mi compromiso semanal a mí me parece una descortesía similar a la de un tío muy maleducado que fue a comer a casa de una amiga mía. Cuando terminó el almuerzo, el marido de mi amiga le ofreció al botarate un puro. Mirando con cierto desprecio hacia la mesa y con un gesto desdeñoso de la mano dijo una frase que yo llevo grabada como el epitafio de una amistad: “¡¡Buff, esto no ha sío comida pa puro!!”.