PUES YO SOY SACRISTÁN

Vamos; no piensen que estoy valorando la posibilidad de llegar a la jubilación desde una sacristía. Hablo de la foto que publicó anteayer El País en la que se veía al actor José Sacristán departiendo con la vicepresidenta Carmen Calvo. Según contaba el diario, Sacristán y Calvo se encontraron en la puerta del Teatro Bellas Artes de Madrid y el actor rogó a la Vice: “Poneos de acuerdo, por favor”.

FOTO DE «EL PAÍS» EN LA QUE CARMEN CALVO Y JOSÉ SACRISTÁN CONVERSAN

La que le han liado. Los medios no afines al PSOE han puesto a parir a Sacristán. He llegado a leer que todo es un montaje de El País para favorecer un acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos. Y mis amigos de derechas están que trinan con un actor que, cuando da hostias como panes a UP o al PSOE, es aplaudido unánimemente por esos mismos que hoy le llaman paniaguado, zetaceja y yo qué sé cuántas cosas más.

Porque a José Sacristán se le podrán criticar muchas cosas, pero no creo que nadie pueda decir que ha tenido nunca pelos en la lengua. Y eso que ha llevado barba durante mucho tiempo. Pero, como le pasa a todos los que dicen lo que les sale del bolo, le caen leches de un lado y del otro dependiendo de lo que diga.

A mí, sinceramente, no es que me apasione la idea de un gobierno entre PSOE y UP. Pero creo, como Sacristán, que tienen la obligación de ponerse de acuerdo y evitar, como sea, una previsible y patética repetición de las elecciones. Si finalmente hubiera comicios antes de diciembre, sería la ¡¡¡4ª VEZ EN CINCO AÑOS!!! que los españoles seríamos convocados a las urnas. Y no entiendo que no se les caiga la cara de vergüenza.

No puedo decir que me dé igual el acuerdo. Creo que lo mejor que nos podría pasar es que a Albert Rivera se le quitara la empanada y se diera cuenta de que pactar con Sánchez es casi una obligación moral. Pero a Rivera le ha ocurrido antes de llegar a Moncloa, lo que le sucede a todos los que acceden a la presidencia del Gobierno; que, ensimismados por los pelotas que les rodean, acaban volviéndose medio locos y pierden la conexión con la realidad.

Además, me hace gracia cuando escucho a los de Podemos decirle a Sánchez, y a quien quiera oírles, que un pacto PSOE-Podemos es lo que pide la ciudadanía. Y eso es no saber sumar. Los únicos acuerdos entre dos partidos que dan la mayoría absoluta y estable son el de PSOE-PP (que es una quimera) y el de PSOE-Ciudadanos (que, según Rivera, es quimera también).

Yo no soy sociólogo. Pero tengo la sensación que la ciudadanía lo que quiere es que pacten. No hay más que ver los resultados electorales de los últimos años. Es un grito como el de Sacristán: “¡Poneos de acuerdo!”. Pero yo no sería tan educado como el actor y, en vez de “por favor”, añadiría “por cojones”. Es inaceptable, inasumible, inconcebible y no sé cuántas palabras más que empiezan por “in” y acaban por “ble”, que estos a los que hemos votado nos lleven otra vez a los colegios electorales antes de que acabe el año.

Debo reconocer que yo sigo pensando que, al final, Pedro “El Deseado” saldrá resplandeciente de entre las tinieblas. Y, como el héroe de las pelis de nuestra infancia, como el 7º de Caballería, el Guerrero del Antifaz o el Capitán Trueno (que tiene un aire) aparecerá en el último minuto y nos comunicará que ha llegado a un acuerdo con alguien y que no vamos a elecciones. Y que esta tele-novela de nuestros diputados y diputadas terminará con un beso con lengua apretao. No sé. Igual he visto demasiadas películas épicas este verano. Pero opino que los españoles no nos merecemos una repetición electoral. O igual sí, pero considero que si nuestros políticos nos dejaran llegar a otras elecciones sería para matarlos.

Aunque hay que tener cuidado con estas frases, que luego hay gente que se las toma literalmente y yo, obviamente, no deseo que nadie apiole a nuestros representantes. Lo digo porque, sobre todo los niños, tienen tendencia a tomar las cosas por lo literal. Una tía de mi mujer siempre cuenta una anécdota que sucedió en su familia cuando acababa de nacer su tercer hijo. Era un varón después de dos niñas y estaba toda la familia muy feliz con el alumbramiento, incluidas las hermanas del recién nacido. Pero, claro, el bebé había movido el trono de las dos mayores, especialmente el de la segunda.

Un día en el que el bebé lloraba de manera desesperante, la madre del churumbel, en un momento de fatiga psicólogica extrema bramó: “¡No puedo más con este niño! ¡¡Diosssss!! ¡¡Es pa matarloooo!!”. La más pequeña de las hermanas, la más destronada por el recién nacido, le dijo solícita: “¿Quieres que lo mate, mamá?”

PAULA JUNTO A LA CUNA DE CARLILLOS. NO MUY CONTENTA…

Aunque el campeonato mundial de sutileza tras el destronamiento creo que se lo debería haber llevado mi hija la mayor, Paula, cuando nació nuestro segundo hijo, Carlillos. Era un niño bueno y no había dado excesivos motivos para generar desesperación a su alrededor. Pero un día mi mujer y mi hija salieron de casa y Paula le preguntó a su madre: “¿Y Carlitos con quién se queda?”. Nosotros, en aquel entonces, teníamos a una señora interna viviendo con nosotros y mi mujer le contestó: “Pues con María”. Y Paula, en una propuesta llena de creatividad literaria le sugirió: “¡O con el lobo!”.