DIRÍGETE HACIA EL SUROESTE

La tía del Waze debe pensar que soy el puto Marco Polo. “Dirígete hacia el suroeste” me dice con frecuencia, como pensando, imagino, que tengo un astrolabio en el salpicadero, que voy con las cartas de navegación en el asiento del copiloto, o que me oriento por las estrellas. O por la posición del sol.

Lo malo es encontrar el sol cuando estás saliendo del parking de un edificio de 25 plantas en el centro de Madrid. Y, claro, salvo que tu coche sea de los que te pone si vas al Norte o al Oeste, lo normal es que, al oír esta frase, uno se acuerde de la madre de la locutora y del padre del que inventó Waze. Porque son de esas frases vacías que ahora están tan de moda.

¡Cuántas empresas hablan de poner “al cliente en el centro” y, cuando eres el cliente, te das cuenta de que te quieren poner en el centro para apuntar mejor con la parte final de sus respectivos cólones y cagarse justo encima de tu cabeza.

LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES

O aquellos que hablan de la importancia de los valores y, en cuanto pueden, se pasan esos valores por la entrepierna. O, peor, por la cuenta de resultados. Anteayer estuve en la escuela ISDI en una conferencia interesantísima de un gurú del liderazgo. Se llama Rajeev Peshawaria y nos dio una visión diferente sobre los líderes que hoy necesita el mundo.

Y nos hablaba de energía, de los que no se rinden, de los que son capaces de vencer la resistencia al cambio transmitiendo su fuerza a los demás y, sobre todo, hablaba de los valores del líder y de la necesidad de que esos valores formen parte del espíritu de la empresa. Y viceversa. Rajeev decía que, hoy, millones de clientes tienen en cuenta esos valores a la hora de elegir un producto y que, las compañías que no se den cuenta de eso, probablemente estén cavando su tumba sin saberlo.

PUBLICIDAD DE CASAS DE APUESTAS EN EL BERNABÉU

Y anoche pensaba en eso cada vez que veía, en los cartelones que rodean el césped del Bernabéu, una invitación a que los 50.000 que estábamos allí, incluidos los niños, apostáramos en Codere, que es la Casa de Apuestas Oficial del Real Madrid.

No creo que haya ningún equipo del mundo que haya hablado tanto de los valores como el Real Madrid. A Florentino y a todo su equipo de marketing se les ha llenado la boca con los valores del madridismo; ese señorío y ese blablablá que nos convierte, al club y a sus seguidores, en personas especiales por el hecho de ser del Madrid.

Y no entiendo que no se les caiga la cara de vergüenza al estar animando a sus seguidores menores de edad a apostar “en 2.500 locales o a través de tu teléfono móvil en la casa de apuestas oficial del Real Madrid”. Y todo esto acompañado de una foto de varios de los jugadores principales de la plantilla.

¿JUGAR CON RESPONSABILIDAD?

Ya me pasó cuando Bwin fue la publicidad principal de la camiseta madridista, pero el concepto “casa de apuestas oficial” del Real Madrid, a mí me generó anoche un malestar estomacal del que aún no me he repuesto. Y eso que lo he debido ver 100 veces. Pero ayer me fijé especialmente en esto. Sobre todo porque, cuando hay anuncios audiovisuales, siempre se suelta esa coletilla o ese rotulinchi exculpador que te invita a jugar con responsabilidad y que te dice que los menores no pueden apostar.

Pero ayer era una publicidad estática de esas que van apareciendo en los fondos y en las bandas del campo y en las que no hay ni una sola referencia a responsabilidad ni a menores.

Esa misma vergüenza la llevo sintiendo unos años, cada vez que veo a algún compañero mío haciendo anuncios de casas de apuestas sin tener en cuenta que la ludopatía relacionada con las apuestas está en un crecimiento exponencial, principalmente, entre la gente más joven.

Yo padecí un conflicto moral tremendo hace unos años cuando estuve a punto de hacer un programa con apuestas. Yo iba a ser el presentador, pero, además, mi empresa iba a aparecer como co-productora del formato. Estábamos sin actividad en la empresa y eran aquellos años horribles de la crisis y yo no paraba de inventarme auto-excusas para hacer el programa sin una piedra pesadísima sobre mi conciencia.

Cuando, finalmente, no salió el programa adelante, juro que me alivió porque, si lo hubiera hecho, no podría hoy estar, por ejemplo, escribiendo esto. Porque me sentía como el autor de aquella frase atribuida a Groucho Marx; “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

PUBLICIDAD DE CRÉDITOS RÁPIDOS

Unos años antes de aquello, me ofrecieron hacer una publicidad (muy bien pagada por cierto) de una empresa de créditos rápidos. Y ahí dije un no rotundo. Sin posibilidad de discusión. Puede que sean empresas llenas de valores, pero a mí me espantan esas ofertas de créditos rápidos con condiciones leoninas. Sin preguntas. Que adivinen ustedes quiénes son los que los piden. Gente pobre a la que un banco no les da ni la hora y, cuando tienen un apretón económico, solo pueden acudir a esa especie de usura legalizada que son los créditos rápidos.

Seguramente haya muchos que piensen que soy un exagerado y que no es lo mismo una cosa que la otra, pero a mí no se me quita la vergüenza de ver que a mi equipo lo patrocina una casa de apuestas.

Por cierto, que se me acaba la Cabra y no quería terminar sin decir que he visto la peli de Amenábar sobre Unamuno. Además de parecerme una magnífica película, me conmovió ver lo actual que es la petición del escritor a todos para que dejemos de estar lanzándonos mierda desde uno y otro bando. Ya que han sacado a Franco de su tumba, a ver si somos capaces de sacarnos a nosotros mismos de nuestras trincheras.