PENSAR EN ESPAÑA

No estoy yo muy seguro de que les vaya a salir la Grandeza y que, de una vez, a estos que nos legislan y nos gobiernan les dé por pensar, de verdad, en España.

Para mí el gran titular de estas elecciones generales no es el requetemegahostiazo de Ciudadanos. Vaya; no quiero ponerme en plan tertuliano clásico y soltar aquello de “yo ya lo dije”, pero creo que lo único obvio ayer era que el partido de Albert Rivera se iba a pegar una leche descomunal. La periodista Cristina Pardo se lo recordaba, con tanta mala baba como gracia, en un tweet doloroso para todos los que aman a la formación naranja.

GATILLAZO DE SÁNCHEZ

Yo pensaba que, quizás, el buen papel de Arrimadas en el debate de la Sexta podía paliar en algo el galletazo, pero ni así. De manera que, para mí, el titular de anoche no era ese, sino el gatillazo de Pedro Sánchez. El tiro por la culata, el pasarse de frenada, el exceso de confianza. No sé. Pero desde luego el presidente del gobierno en funciones no convocó estas elecciones para perder 3 escaños y conseguir un parlamento aún menos gobernable que el anterior.

Es curioso; el único partido al que se le llenó la boca de España es al que le ha ido de cine. Vox ha logrado más que duplicar sus escaños (de 24 a 52) y convertirse en la tercera fuerza política del Congreso. Y lo ha hecho con un discurso que ha llegado a las tripas de numerosos votantes con un mucho de España, un algo de laminar el poder de las autonomías, un poco de antiUE y un bastante de tratar con más dureza a los inmigrantes.

Y a mí no me da especial miedo el auge de Vox, como no me lo dio el surgir de Podemos con aquellos primeros discursos cargados de referencias bolcheviques. Creo que Abascal ha sabido moderar su discurso (como hizo Iglesias en su día) y esa templanza, no sé si impostada, es la que probablemente le ha hecho crecer de este modo. Por eso a mí no me preocupa tanto el discurso oficial, sino la reacción de algunos de los que acuden a sus mítines y celebraciones.

¿A POR QUIÉNES, OÉ?

Ayer cuando cantaban “A por ellos, oé” yo me preguntaba: “Coño y ¿Quiénes son ellos?”. Porque “ellos” podemos ser mucha gente. Desde los de los chiringuitos con los que quieren acabar, hasta los que no opinamos como ellos, pasando por los homosexuales que se casan, las mujeres que quieran abortar o los inmigrantes que tanto les inquietan.

Decía que es curioso que a los que les fue mejor anoche es a los que pusieron la palabra España en medio de sus discursos. Aunque no les ha ido mal tampoco a los que se dedicaron a la No España. ERC ha perdido dos escaños, pero Junts per Cat ha mejorado, la CUP irrumpe, PNV crece, Bildu también, entra el BNG y, entre todos, hemos conseguido un Parlamento con 16 fuerzas políticas del que se ve difícil que salga un gobierno estable.

Por eso yo espero que Pedro Sánchez piense en España. Y que lo haga también Pablo Casado, que es el otro titular de la noche; consigue sacar al PP del Knock out en el que entró en los comicios de abril. Al líder popular todavía le huelen los pómulos a vaselina, pero el PP vuelve a ser el claro líder de la oposición y puede plantear a Sánchez un pacto de Estado para salir del bloqueo.

ESCAÑOS CARÍSIMOS Y BARATÍSIMOS

Que, si uno lo piensa, podrían ya de paso aprovechar el acuerdo e ir a por un cambio de la Ley electoral que acabe con el absurdo de que a unos partidos les cueste cada escaño 19.000 votos (Teruel Existe) y a otros 163.000 (Ciudadanos). Las cifras son tremendas aunque precisamente PP y PSOE no son los más perjudicados por este reparto; a los populares cada escaño les cuesta 57.000 votos y, a los socialistas, 56.000.

No sé a ustedes, pero ayer a mí, francamente, me tocaba bastante la moral ver, cada dos por tres, interrumpida la tertulia de TVE para dar paso a diferentes formaciones políticas nacionalistas que habían conseguido escaños. Y allí, mientras daban brincos de alegría, ofrecían discursos retando de diferentes maneras al Estado y a nuestra Constitución.

Así que espero que les dé por la Grandeza. Anoche Pedrojota se puso pesadísimo en TVE, pero creo que tiene razón. La única solución a esto es un pacto a la alemana o a la italiana y que Pedro Sánchez se coja de la mano de Casado y, ambos, den un gobierno estable a España.

PACTAR NO ES AMAR

Todo lo que no sea eso, creo que nos va a conducir, de nuevo, antes o después, a otras elecciones generales y, ciertamente, no sé si nos lo podemos permitir. Y para eso va a tocar ceder, dialogar, ponerse de acuerdo y aceptar que lo que han querido los españoles, claramente, es que pactéis. El problema es que yo tengo la sensación de que Pedro Sánchez no busca un socio, sino alguien que le dé los votos sin pedirle nada a cambio. Y eso solo puedes reclamarlo si tienes la visión de la vida sencilla y desacomplejada de mi hija Macarena a los 5 años.

Llegó un día de la guardería y nos dijo: “He conocido a un niño que me gusta mucho. Es monísimo, le gusta sentarse a mi lado y me obedece en todo”. Y, ya lo siento por nuestro primer ministro, pero, por muy guapo que sea, no creo que vaya a encontrar a ningún líder político tan rendido de amor incondicional como aquel primer novio de mi hija.